CIENCIAS SOCIALES 7 GRADO
Esta actividad es muy sencilla debes recoger los datos mas importantes de los temas vistos en clase, Georgia de Europa y la crisis del imperio romano. la actividad deberás enviarla el miércoles 25 de marzo del 2020 a las 6.00 pm.
GEOGRAFIA DE EUROPA
Generalidades
Europa es el segundo continente más
pequeño del mundo después de Oceanía, con aproximadamente 10 000 000 de km2 de
superficie. A pesar de su extensión, en
Europa se encuentran algunos de los países más poderosos del mundo como
Alemania, Francia y Gran Bretaña. Visto
sobre el globo terráqueo, Europa parece una península de Asia.
Ubicación
astronómica y geográfica:
Desde el punto de vista latitudinal los
puntos extremos de Europa son:
Al
note: 72º de latitud norte en Cabo Norte.
Al
sur: 36º
de latitud norte en Cabo Matapán.
Desde el punto de vista longitudinal los
puntos extremos de Europa son:
Al
oriente: 60º
de longitud Este en los montes Urales.
Al
occidente: 9º
de longitud Oeste en el Cabo Roca.
Los
límites de Europa son:
Al
norte: con
el océano Glacial ártico.
Al
sur: con
el mar Mediterráneo y el mar Negro, con Asia a través de los montes Cáucaso.
Al
oriente: con
Asia a través del río Ural y del mar Caspio.
Al
occidente: con
el océano Atlántico.
Relieve
Las características del relieve europeo
están descritas en el siguiente cuadro:
Sistemas
Características
Dónde se presenta
Montañas antiguas del
norte de Europa
Son formaciones de más de 300 millones
de años de antigüedad. Fueron afectadas por las glaciaciones del cuaternario,
cuyos hielos cubrieron miles de kilómetros; además, con la llegada de los
períodos cálidos, el deshielo contribuyó al modelado de su relieve y generó
reactivación de los ríos, profundizando sus cauces y arrastrando sedimentos
que enriquecieron las planicies circundantes.
Pertenecen a este sistema los Alpes
Escandinavos, el macizo Armoricano, los Vosgos, las Ardenas, la Selva Negra , los montes de
Turingia, el macizo de Bohemia, la meseta de Galitzia y los montes Urales.
Mesetas y montañas de
Europa media
Son una serie de macizos y mesetas,
algunas de origen muy antiguo, generados durante el plegamiento Herciniano, y
afectados posteriormente por nuevos plegamientos como el Alpino, y por la
gran actividad volcánica que durante estos períodos se produjo. Estos relieves también han sido modelados
por las glaciaciones y deglaciaciones, además presentan profundas fosas de
origen tectónico que contribuyen a diversificar sus geoformas.
Se destacan las montañas del sur de
Irlanda y las de la península de
Cornualles, en Gran Bretaña; el macizo Central Francés; el macizo Renano,
parte del sistema Ibérico y el macizo de Ródope.
Montañas del
terciario de Europa meridional
Son las formaciones montañosas más
jóvenes de Europa, algunas de ellas presentan incursiones de estructuras muy
antiguas, formadas durante la era primaria, como los Balcanes. La mayor parte de los sistemas montañosos
emergieron hacia el terciario, alcanzando alturas que a veces superan los 3 000 m .s.n.m
Dentro de ellos encontramos a los
Pirineos, parte del sistema Ibérico y el Penibético, los Alpes, los Apeninos
y los Cárpatos.
Planicies o llanuras
europeas
Comprenden las dos terceras partes de
Europa. Las planicies, en épocas
pasadas, hicieron parte de extensos mares intercontinentales que fueron
retirándose por el ascenso de las formaciones rocosas de Europa y que,
posteriormente, fueron enriquecidas por los aportes de sedimentos traídos por
los ríos de la alta montaña.
Las planicies presentan alturas que no
superan los 300 m .s.n.m.,
son recorridas por largos ríos, que facilitan la navegación, el transporte y
el comercio, además potenciaron, desde épocas pasadas, la utilización de sus
espacios para actividades productivas como la agricultura intensiva o
complejos industriales.
Algunas áreas de las planicies se
encuentran por debajo del nivel del mar como es el caso de sectores en los
Países Bajos, Bélgica y Alemania. La Gran Planicie se extiende
desde las costas del golfo de Gascuña en Francia, hasta Polonia y la antigua
Unión Soviética, pasando por los Países bajos, Alemania y Dinamarca.
Tomado de: LATITUDES 8 “geografía de
Europa, Asia, África, Oceanía y Zonas Polares”. MOLANO BARRERO, Joaquín; MELO
MORENO, Vladimir; PAUL RUEDA, Wilson. Ed: norma. Pág 17
Hidrografía
“Europa está rodeada por agua en
diferentes formas: grandes océanos y mares, en forma de hielo, o en extensas
masas de hielo, cubren la superficie en el norte de Europa; lagos y ríos se
extienden por toda Europa, o se infiltran en las rocas dando lugar a las aguas
subterráneas.
Océanos y mares
europeos
El océano Atlántico es el de mayor
volumen de agua que rodea a Europa, con un área total global que alcanza 106
100 000 km2, cuyos constantes oleajes y mareas moldean permanentemente las
costas del noroccidente de Europa.
Alrededor de Europa se destacan los
mares de Noruega, del Norte, Báltico, de Irlanda y Cantábrico, y el mar
Mediterráneo, el cual se divide en otros mares como el Tirreno, el Ligúrico, el
Adriático, el Jónico y el Egeo.
También se destacan el mar Caspio y el
mar Negro. Estos mares han sido, en la
historia europea, espacios estratégicos para la producción pesquera y el
comercio con Asia y África. (…)
Regímenes
hídricos de Europa
Los diferentes regímenes de los ríos
europeos se han determinado a partir de las condiciones de la posición
latitudinal de Europa, de las diversas formas de relieve y de las variadas
condiciones del clima. Se puede
considerar la siguiente división de los regímenes hídricos de Europa.
Ø Régimen del mediterráneo: estos ríos
están condicionados por la estrechez de sus cuencas que son de poca longitud y
nacen en terrenos muy altos con fuertes pendientes. (…). En este régimen se destacan por la
longitud y los grandes caudales, los ríos Ebro, Ródano y Po. (…)
Ø Régimen del atlántico: dadas las mayores
extensiones de sus cuencas respecto a las del régimen mediterráneo, y favorecidos
por un terreno más plano, los ríos del régimen atlántico son de grandes
longitudes y originan estuarios en su desembocadura. Esto facilita la construcción de
puertos. Los ríos de mayor longitud y
con cuencas más extensas son, en su orden, el Rin, el Vístula, el Elba, el Tajo
y el Loira.
Ø Régimen de la planicie oriental: estos ríos
atraviesan las grandes planicies de Europa oriental y presentan recorridos
largos y caudales variables, debido a las condiciones originadas por las
estaciones, que marcan su ritmo de vida.
En verano estos ríos son utilizados para la navegación; en invierno
algunos ríos como el Anega y el Dvina Septentrional se congelan por la
disminución de las temperaturas. Del
régimen de la planicie oriental se destacan los ríos Danubio, Dniéster,
Dniéper, Don y Volga.”[1]
Clima de Europa
“El clima europeo está marcado por las
condiciones generadas por la latitud y
la consecuente presencia de las estaciones.
La latitud también representa una disminución de la temperatura media
hacia el norte (del ecuador hacia el polo Norte). Demás, el clima europeo no es homogéneo,
debido a la influencia de tres grandes conjuntos de factores.
El primer conjunto está relacionado con
los sistemas de circulación de aire a nivel planetario. Estos son:
Ø Los vientos
pertenecientes al frente polar, que son fríos y secos. Afectan el norte de Europa.
Ø Los vientos
derivados de la corriente marina del Golfo de México, que son cálidos y
húmedos. Afectan el occidente de Europa
y pasan entre Noruega e Islandia.
Ø Los vientos
tropicales procedentes de África, que son cálidos y secos. Afectan principalmente el sur de Europa.
En un segundo conjunto, se encuentran
factores de carácter local, como: las corrientes de aire creadas por la
relación entre el mar y la tierra en las zonas costeras; el relieve, que
constituye un obstáculo para los vientos; la altitud, que produce una variación
vertical de la temperatura; y la posición relativa de cada localidad
continental respecto al mar.
El tercer conjunto es originado por el
ser humano quien, a través de procesos como l agricultura, la urbanización y la
emisión de gases a la atmósfera, ha participado en una reconstrucción del
clima, tanto en el ámbito local como global, interviniendo en el ciclo
hidrológico y en la modificación de las condiciones atmosféricas.”[2]
División política de Europa
(…) La forma de organización política
predominante en Europa es la del Estado nacional moderno. En estas sociedades, el estado se caracteriza
por distribuir el poder y los recursos entre los diversos sectores sociales y
administrar los acuerdos de convivencia (derecho jurídico) al que llegan los
miembros de la sociedad. Sin embargo, la
característica más importante del estado moderno es que en él reside el
monopolio de la fuerza a través de instituciones como el ejército y la policía.
(…)
Geografía
política de Europa
La actual división político
administrativa de Europa es una representación de un momento determinado de su
historia, pues los cambios han sido y seguirán siendo una constante. Algunos países han tendido a expandirse,
otros han debido disminuir su territorio nacional y otros han resurgido con el
despertar de sus pueblos y nacionalidades.
Actualmente, el mapa
político-administrativo de Europa ha adquirido un nuevo sentido, pues las
fronteras entre los países cobraron una nueva dimensión ante la consolidación
de una entidad supranacional. La unión
europea.
Las formas políticas y administrativas
actuales de Europa son el producto de un largo proceso histórico y es en esta
dimensión en la cual podemos comprender la problemática actual de la geografía
política europea.”[3]
Economía europea
Las actividades económicas de cualquier
lugar del mundo se clasifican en sectores de acuerdo con las actividades
desarrolladas así:
Ø Sector primario: en este sector se
ubican todas las actividades que tienen que ver con la extracción o explotación
de recursos naturales, tanto renovables como no renovables, tales como: la
agricultura, la ganadería, la pesca, la explotación forestal y la minería.
Ø Sector secundario: este sector agrupa las
actividades industriales de todo tipo, generalmente se subdivide en tres subgrupos
así: industria pesada, industria liviana e industria militar.
Ø Sector terciario: este sector es el más
heterogéneo, ya que en el se ubican las siguientes actividades económicas:
comercio, transporte, banca, educación, turismo y la UE.
Ø Sector cuaternario: “En este sector se
distinguen el comercio telemático
(ventas por televisión e Internet) y los servicios
a la empresa. Éstos se caracterizan por ser actividades que desarrollan
conocimiento o información en términos de alta tecnología como las empresas de
biotecnología, software,
microtecnología, diseño industrial y asesoría financiera. Todas éstas son empresas dirigidas a crear
prototipos y diseños para la eventual explotación de productos, bienes y
servicios o para proponer una gestión empresarial proyectada hacia las
condiciones futuras de mercadeo.”[4]
“Durante mucho tiempo, Europa
ha dirigido las actividades económicas mundiales. Como lugar de nacimiento de
la ciencia moderna y la Revolución Industrial , adquirió una superioridad
tecnológica sobre el resto del mundo, lo cual le proporcionó un dominio
incuestionable durante el siglo XIX. La Revolución Industrial ,
que comenzó en Gran Bretaña en el siglo XVIII y desde allí se difundió a todo
el mundo, implicaba el uso de maquinaria compleja y dio lugar a un gran
incremento en la producción agrícola y a nuevas formas de organización
económica. A partir de mediados del siglo XX, la creación de importantes
organizaciones supranacionales como la Unión Europea , la Asociación Europea
de Libre Comercio y la Organización
para la Cooperación
y Desarrollo Económico ha estimulado el crecimiento económico.
Agricultura
En general, la agricultura europea es de
tipo mixto: se producen varios tipos de cultivos y actividad ganadera en la
misma región. La parte europea de la antigua URSS es una de las pocas regiones
extensas donde predomina el monocultivo. Las naciones mediterráneas mantienen
un tipo de agricultura distinto, dominado por la producción de cereales, aceite
y cítricos. En la mayoría de estos países la agricultura tiene más importancia
en la economía nacional que en los países del norte. En Europa occidental las
industrias de productos cárnicos y lácteos son las más relevantes. La
importancia de los cultivos crece a medida que se avanza hacia el este, como en
la península de los Balcanes, donde suman aproximadamente un 60% de la
producción agrícola, y en Ucrania, donde la producción de cereales eclipsa a
cualquier otro tipo de cultivo. Europa en su totalidad destaca particularmente
por su elevada producción de trigo, cebada, avena, centeno, maíz, patatas
(papas), judías, guisantes (chícharos) y remolacha azucarera (betabel). Además
de ganado vacuno, se crían grandes cantidades de ganado porcino, caprino y
animales de granja.
A finales del siglo XX, Europa era autosuficiente
en los productos agrícolas básicos. En buena parte de la tierra arable se
utilizaban técnicas avanzadas de agricultura, como la aplicación de maquinaria
moderna y fertilizantes químicos, pero en regiones del sur y sureste de Europa
aún dominaban las técnicas tradicionales, poco eficientes. Durante gran parte
del periodo en el que los regímenes comunistas ocuparon el poder en Europa
oriental, la agricultura de estos países (con la excepción de Polonia y
Yugoslavia) se basó en grandes granjas y comunas estatales.
Silvicultura
y pesca
Los bosques septentrionales,
que se extienden desde Noruega a través del norte de la Rusia europea, son la
principal fuente de productos forestales de Europa. Suecia, Noruega, Finlandia
y Rusia tienen industrias forestales relativamente grandes que producen pasta
de madera, madera para la construcción y otros artículos. En Europa meridional,
España y Portugal fundamentalmente, se manufacturan gran variedad de productos
del corcho extraído del alcornoque. Aunque todos los países europeos costeros
poseen alguna industria pesquera, la pesca tiene gran importancia en los países
del norte, en especial Noruega y Dinamarca. España, Rusia, Gran Bretaña y
Polonia también son naciones pesqueras destacadas.
Minería
La distribución actual de la
población de gran parte de Europa ha estado determinada por antiguas
actividades mineras, en especial por la explotación de carbón. Zonas
carboníferas, como los Midlands (en Gran Bretaña), la región del Ruhr (en
Alemania) y Ucrania atrajeron a las industrias y estimuló la creación de
estructuras industriales que permanecen actualmente. Aunque el número de
personas dedicadas a la minería está descendiendo en Europa, principalmente a
causa de la mecanización, todavía existen varios centros importantes: el Ruhr
(en Alemania), Silesia (en Polonia) y Ucrania son productores importantes de
carbón. Se produce mineral de hierro en abundancia al norte de Suecia, al este
de Francia y en Ucrania. Se extrae gran variedad y cantidad de otros minerales,
como la bauxita, el cobre, el manganeso, el níquel, el potasio y el mercurio
(en España). Una de las más recientes e importantes industrias de extracción en
el continente es la producción de petróleo y gas natural en zonas cercanas a la
costa, en el mar del Norte. Durante mucho tiempo se han extraído grandes
cantidades de estos productos en la parte meridional de la Rusia europea, en especial
en la región del Volga.
Industria
Desde la Revolución
Industrial, el sector secundario transformó radicalmente las estructuras
económicas y ayudó en la formación de unos nuevos patrones vitales y culturales
en Europa. Las zonas centrales y septentrionales de Inglaterra se convirtieron
pronto en centros de industria moderna, al igual que las regiones del Ruhr y
Sajonia (en Alemania), el norte de Francia, Silesia (en Polonia) y Ucrania. El
hierro y el acero, los metales fabricados, los tejidos, los barcos, los
vehículos motorizados, y el material móvil han sido productos fundamentales en
la industria europea durante mucho tiempo. La elaboración de productos químicos
y equipo electrónico y de otros artículos de alta tecnología ha estimulado el
crecimiento de la industria durante el periodo posterior a la II Guerra Mundial. En
conjunto, la actividad se concentra en especial en la parte central del
continente (una zona que se extiende por Inglaterra, el sur y el este de
Francia, el norte de Italia, Bélgica, los Países Bajos, Alemania, Polonia, la República Checa ,
Eslovaquia, el sur de Noruega y el sur de Suecia), así como en la Rusia europea y Ucrania.
Energía
Europa consume gran cantidad
de energía. Las principales fuentes energéticas son el carbón, el lignito, el
petróleo, el gas natural y la energía nuclear e hidroeléctrica. En Noruega,
Suecia, Francia, Suiza, Austria, Italia y España hay importantes instalaciones
hidroeléctricas, que proporcionan gran parte de la producción anual de
electricidad. La energía nuclear es importante en Francia, Gran Bretaña,
Alemania, Bélgica, Lituania, Ucrania y otras antiguas repúblicas soviéticas,
Suecia, Suiza, Finlandia y Bulgaria. Irlanda se distingue del resto de los
países europeos en la utilización de la turba como principal fuente energética
para uso doméstico; también se utiliza para generar electricidad.
Transporte
Puente Erasmo,
Rotterdam
El sistema de transportes
europeo está muy desarrollado, y es más denso en la parte central del
continente. Escandinavia, la antigua URSS europea y el sur de Europa poseen
infraestructuras de transporte menos desarrolladas. Existe gran número de
vehículos privados y buena parte de las mercancías se transportan por
carretera. Las redes de ferrocarril están en buen estado en la mayor parte de
los países europeos y son importantes para el transporte tanto de personas como
de mercancías. El transporte marítimo tiene un papel destacado en la economía
europea. Varios países, como Grecia, Gran Bretaña, Italia, Francia, Noruega y
Rusia mantienen grandes flotas de barcos mercantes. Rotterdam (en los Países
Bajos) es uno de los puertos con mayor tráfico del mundo. Otros puertos
importantes son Amberes (en Bélgica), Marsella (en Francia), Hamburgo (en
Alemania), Londres (en Gran Bretaña), Génova (en Italia), Gdańsk (en Polonia),
Bilbao (en España) y Göteborg (en Suecia). Una buena parte de las mercancías se
transportan al interior por vías fluviales; los ríos europeos con un tráfico
comercial destacado son el Rin, el Escalda, el Sena, el Elba, el Danubio, el
Volga y el Dniéper. Además, en Europa hay varios canales importantes. Casi
todos los países europeos cuentan con aerolíneas nacionales, y algunas, como
Air France, British Airways, Swissair, Iberia, Lufthansa (Alemania) y KLM (los
Países Bajos) tiene importancia mundial. La mayoría de los sistemas de
transporte de los países europeos son estatales. Desde la II Guerra Mundial se han
construido numerosos oleoductos para transportar petróleo y gas natural. La Unión Europea (UE)
ha propiciado el desarrollo de importantes redes transeuropeas a través de sus
países miembros.
Comercio
internacional
En su mayoría, los países
europeos mantienen un notable comercio internacional. Gran parte de dicho
comercio es de carácter interior, en especial entre miembros de la Unión Europea , pero
los europeos también comercian a gran escala con países de otros continentes.
Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y los Países Bajos se encuentran entre
las principales naciones mercantiles del mundo. Una buena parte del comercio
intercontinental europeo se basa en la exportación de productos industriales y
en la importación de materias primas.”[5]
[1] LATITUDES 8 “geografía de
Europa, Asia, África, Oceanía y Zonas Polares”. MOLANO BARRERO, Joaquín; MELO
MORENO, Vladimir; PAUL RUEDA, Wilson. Ed: norma. Pág 20-21
[2] Ibid
pág 23
[3] Ibid
pág 50 – 52.
[4] Ibid.
Pág. 41
[5] Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
MUY BIEN COMPAÑERO HEMOS TERMINADO LA PRIMERA PARTE DEL REPASO GENERAL, TAMBIÉN ESTE ENLACE PUEDE AYUDARTE. PINCHA AQUÍ
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Sistemas
Características
Dónde se presenta
Montañas antiguas del
norte de Europa
Son formaciones de más de 300 millones
de años de antigüedad. Fueron afectadas por las glaciaciones del cuaternario,
cuyos hielos cubrieron miles de kilómetros; además, con la llegada de los
períodos cálidos, el deshielo contribuyó al modelado de su relieve y generó
reactivación de los ríos, profundizando sus cauces y arrastrando sedimentos
que enriquecieron las planicies circundantes.
Pertenecen a este sistema los Alpes
Escandinavos, el macizo Armoricano, los Vosgos, las Ardenas, la Selva Negra , los montes de
Turingia, el macizo de Bohemia, la meseta de Galitzia y los montes Urales.
Mesetas y montañas de
Europa media
Son una serie de macizos y mesetas,
algunas de origen muy antiguo, generados durante el plegamiento Herciniano, y
afectados posteriormente por nuevos plegamientos como el Alpino, y por la
gran actividad volcánica que durante estos períodos se produjo. Estos relieves también han sido modelados
por las glaciaciones y deglaciaciones, además presentan profundas fosas de
origen tectónico que contribuyen a diversificar sus geoformas.
Se destacan las montañas del sur de
Irlanda y las de la península de
Cornualles, en Gran Bretaña; el macizo Central Francés; el macizo Renano,
parte del sistema Ibérico y el macizo de Ródope.
Montañas del
terciario de Europa meridional
Son las formaciones montañosas más
jóvenes de Europa, algunas de ellas presentan incursiones de estructuras muy
antiguas, formadas durante la era primaria, como los Balcanes. La mayor parte de los sistemas montañosos
emergieron hacia el terciario, alcanzando alturas que a veces superan los 3 000 m .s.n.m
Dentro de ellos encontramos a los
Pirineos, parte del sistema Ibérico y el Penibético, los Alpes, los Apeninos
y los Cárpatos.
Planicies o llanuras
europeas
Comprenden las dos terceras partes de
Europa. Las planicies, en épocas
pasadas, hicieron parte de extensos mares intercontinentales que fueron
retirándose por el ascenso de las formaciones rocosas de Europa y que,
posteriormente, fueron enriquecidas por los aportes de sedimentos traídos por
los ríos de la alta montaña.
Las planicies presentan alturas que no
superan los 300 m .s.n.m.,
son recorridas por largos ríos, que facilitan la navegación, el transporte y
el comercio, además potenciaron, desde épocas pasadas, la utilización de sus
espacios para actividades productivas como la agricultura intensiva o
complejos industriales.
Algunas áreas de las planicies se
encuentran por debajo del nivel del mar como es el caso de sectores en los
Países Bajos, Bélgica y Alemania. La Gran Planicie se extiende
desde las costas del golfo de Gascuña en Francia, hasta Polonia y la antigua
Unión Soviética, pasando por los Países bajos, Alemania y Dinamarca.
[1] LATITUDES 8 “geografía de
Europa, Asia, África, Oceanía y Zonas Polares”. MOLANO BARRERO, Joaquín; MELO
MORENO, Vladimir; PAUL RUEDA, Wilson. Ed: norma. Pág 20-21
[2] Ibid
pág 23
[3] Ibid
pág 50 – 52.
[4] Ibid.
Pág. 41
[5] Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation.
Reservados todos los derechos.
MUY BIEN COMPAÑERO HEMOS TERMINADO LA PRIMERA PARTE DEL REPASO GENERAL, TAMBIÉN ESTE ENLACE PUEDE AYUDARTE. PINCHA AQUÍ
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crisis del imperio romano
El
Imperio Romano dominó el
Mundo Occidental durante siglos, llevando progreso, cultura y bienestar
económico y social a los pueblos bárbaros de Europa, y sirviendo de puente
entre las culturas de Oriente y Occidente. El Imperio Romano ha creado nuestra
civilización occidental y cientos de años después de su desaparición seguimos
siendo sus hijos, culturalmente hablando. Este poderoso imperio cayó tras
sufrir la invasión de hordas de pueblos germánicos del norte de Europa, los
cuales conquistaron las provincias del Imperio y finalmente la propia Roma. Pero
esta invasión solo era el punto final de un largo periodo de decadencia, las
verdaderas causas de la caída del Imperio Romano fueron más complejas que las
invasiones bárbaras.
The Fall of Rome, por Thomas Cole (1801-1848)
El Imperio Romano llevó la luz al mundo occidental,
nunca antes el ser humano había vivido épocas tan prósperas económica, social y
culturalmente y, tras su caída, se tardaría siglos en volver a tener un
progreso semejante. Las causas de su caída no son solo de carácter militar, sino
de carácter económico, social y, sobre todo, religioso. Los invasores bárbaros
se encontraron con un Imperio roto por dentro, con una población hastiada, que
en muchas ocasiones se ponía del lado de los invasores, facilitándoles la
conquista.
Pero antes de detallar las causas de la caída del
Imperio Romano hay que aclarar varios errores históricos sobre el tema: La
históricamente denominada “Caída del Imperio Romano” se refiere únicamente a la
pérdida de su parte occidental en el año 476 dC, pero ese no fue el fin del
Imperio Romano, pues el Imperio Romano Oriental (denominado Imperio Bizantino)
perduró hasta la caída de Constantinopla(Bizancio) a manos del Imperio Turco en
1453. Los historiadores occidentales, desde un punto de vista eurocentrista,
han considerado erróneamente que la caída de Roma era la caída del Imperio
Romano, pero eso es mentira, ya que su parte oriental perduró hasta el fin de
la Edad Media.
Además de eso, los historiadores eurocentristas
inventaron el nombre de “Imperio Bizantino” para referirse al Imperio Romano de
Oriente, quitándole su legitimidad por motivos políticos y dando el título de
Sacro Imperio Romano al reino de Carlomagno y sus herederos. Resumiendo,
podemos decir que el Imperio Romano como tal, finaliza en 1543 tras la toma de
Constantinopla por parte de los turcos. En el año 476 sólo finalizó el Imperio
Romano de Occidente y es esta la caída que a continuación se desarrollará..
El Imperio Romano fue fundado por el “imperator”
Octavio “Augusto”, sobrino y sucesor del dictador romano Julio Cesar, que tras
derrotar a su rival Marco Antonio en la batalla de Actio, en el 30 a.C, se alzó
finalmente con el poder absoluto en el 27 a.C. Octavio se convertiría en
dictador de Roma y su imperio, haciendo realidad el sueño de Julio Cesar, el
imperator tendría un poder absoluto, pero siempre bajo la ficción de servir a
Roma y sus instituciones.
Octavio creó un prospero imperio a partir de la
corrupta república romana, reformando la administración de las provincias,
impulsando la economía y el comercio. Finalmente, tras derrotar a los guerreros
Cántabros, Octavio cerrará las puertas del templo de Jano e instaurará la “Pax
Romana”, una época de paz y prosperidad económica que durará 200 años. Todo el
mundo occidental estaría unido por una moneda, un idioma y una cultura, siendo
una de las épocas más benignas de la historia mundial (jamás volvió a existir
un periodo de paz y prosperidad tan largo).
Pero este imperio culto, pacifico y tolerante con
todos los cultos religiosos entraría en crisis y se desmoronaría finalmente por
varios motivos de orden político, religioso, social y económico. La primera
herida mortal para el imperio fue la denominada “crisis del siglo III d.C”, una
crisis económica, social y política, generada por la fuerte inflación, las
constantes guerras civiles entre generales por coronarse emperadores y la
llegada de los primeros bárbaros.
La “Pax Romana” había generado una reducción de
ingresos en el Imperio, ya que no se emprendieron guerras de conquistas y los
soldados enemigos no podían pasar a enriquecer el próspero negocio de esclavos.
En el siglo III se notó esta falta de ingresos de conquista y la disminución de
los esclavos, piezas claves para una economía esclavista como era la economía
romana. A todo esto se unió un descenso en la producción minera de metales
preciosos, ya que muchas minas se agotaron.
Esta reducción de ingresos no fue advertida a
tiempo por los emperadores de la dinastía de los Severos, los cuales
despilfarraban enormes cantidades de dinero. Cuando se dieron cuenta de que sus
ingresos se reducían, se les ocurrió la idea de emitir moneda con menor
cantidad de metal precioso, lo que les permitiría emitir más moneda con la
misma cantidad de metal. Pero esta estupidez generó una terrible crisis monetaria,
la moneda se devaluó enormemente y con ella se devaluaron los ingresos del
imperio por concepto de impuestos.
El estado, para poder resistir la tremenda
inflación que creó, tuvo que empezar a cobrar los impuestos en grano. La crisis
económica afectó a todo el Imperio, ya que estaba ocasionada por un problema
monetario, y todas las provincias del Imperio tenían la misma moneda. Esta
crisis generó que numerosos campesinos se arruinaran y emigraran a las ciudades
en busca de trabajo, generando superpoblación en muchas de ellas, lo que a su
vez generó epidemias por la falta de higiene y un considerable aumento de los
asesinatos y robos. Por otro lado los caminos se fueron volviendo peligrosos
por la conversión de numerosos campesinos pobres en bandoleros que asaltaban
las caravanas comerciales.
A la crisis económica se unió la crisis política,
ya que el eficiente emperador Alejandro Severo fue asesinado en Maguncia en el
235 d.C. Sus propias tropas se amotinaron y le dieron muerte, al ver que el
emperador daba valiosos tesoros a los germanos en busca de paz, mientras ellos
se morían de hambre defendiendo a su patria. Este asesinato generó una terrible
anarquía militar, los generales del Imperio se mataban entre ellos como perros
rabiosos en busca de ser coronados emperadores.
Entre los años 238 y 285 d.C pasaron por el trono
imperial 19 generales. Estos ambiciosos generales no duraban mucho en él poder,
debido a las constantes rivalidades y a que no contaban con el apoyo del Senado
Romano, el senado era quien controlaba el dinero, y por ende el poder político,
y solo con su apoyo se podía gobernar Roma.
El caos militar generó que las fronteras del
imperio quedaran abiertas, ya que las tropas abandonaban sus guarniciones para
participar en las constantes guerras civiles. La ausencia de tropas provocó que
los primeros pueblos bárbaros invadieran pacíficamente varias provincias,
asentándose en ellas a vivir.La situación se agravó más con la escisión de
varias provincias, que se declararon independientes, como la Galia y el reino
de Palmira. La crisis del Imperio fue aprovechada por sus enemigos del Imperio
Sasánida en Oriente y de los Sármatas en la frontera del río Danubio, que
atacaron el Imperio Romano.
El Imperio Romano estaba herido de muerte, pero
milagrosamente no murió en el siglo III, gracias a la llegada al poder del
emperador Diocleciano en el año 284 d.C. Diocleciano se dio cuenta de que por
si solo no podría resolver los graves problemas del Imperio, por ello repartió
el poder con el general Maximiano, a quien nombró “augusto”, encargándole la
administración de las provincias occidentales de Italia, Hispania y África. A
su vez los dos “augustos”, Diocleciano y Maximiano, nombraron “cesares” a los
generales Galerio y Constancio Cloro, formando así una tetrarquía (gobierno de
cuatro) con la que regir eficazmente el vasto Imperio. Cada uno de los
tetrarcas se encargó de gobernar una zona del Imperio, resolviendo los
problemas de ella. Galerio, encargado de la zona oriental, expulsó del Danubio
a los invasores godos y sármatas y en el 298 arrasó a los persas sasánidas.
Diocleciano por su parte pacificó Egipto, una zona
vital para el Imperio, ya que de ahí venía casi todo el grano que usaba (Egipto
era apodado “el granero de Roma”). Constancio se encargó de recuperar Britania
y de contener las invasiones en la frontera del río Rhin. Por último Maximiano
pacificó el norte de África, asegurando la frontera sur del Imperio. Estos
éxitos militares fueron complementados con una reforma total del ejército;
Diocleciano creó a los “limitanei”, ejércitos de frontera que se asentarían
permanentemente en ellas para tenerlas siempre defendidas, y a los
“comitatenses”, un ejército móvil, formado con tropas de élite, bien armadas y
equipadas, que acudirían rápidamente a enfrentarse con cualquier invasor que
rebasara a los limitanei.
Para paliar la crisis económica, Diocleciano se
dedicó al titánico esfuerzo de resolver la crisis monetaria, estableciendo el
oro como patrón monetario en vez de la devaluada plata. Además de esto, Diocleciano
prohibió a los campesinos abandonar sus tierras, con lo cual ellos y sus
descendientes quedarían fijados al terreno permanentemente. Por último el
emperador creó un edicto mediante el cual el estado fijaría los precios de
todas las mercancías, ya fueran en su estado de materias primas o
manufacturadas. En definitiva, Diocleciano creó un estado absoluto y
totalitario como remedio para la terrible anarquía que asolaba el Imperio.
Tras su muerte se desatarían nuevas guerras civiles
por controlar el trono romano. Finalmente, el general Constantino se alzó con
el poder en el 312. Constantino fortaleció la parte oriental del imperio, sobre
todo la ciudad que lleva su nombre, Constantinopla. Este impulso de Constantino
a la zona oriental permitirá que, tras la caída de Roma, la parte oriental
pueda sobrevivir, convirtiéndose Constantinopla en la nueva capital del Imperio
Romano. La crisis política generada por las continuas guerras civiles había
desgastado al Imperio para siempre, los emperadores carecían del carisma de sus
antepasados y en vez de ganarse el cariño del pueblo como hacían sus
antepasados lo sometían cruelmente. El emperador había pasado de ser el primer
ciudadano a convertirse en un ser divinizado, un tirano con poder absoluto, al
que sus súbditos ya no podían mirar a la cara.
El 9 de agosto del año 378 d.C el emperador Valente
murió masacrado junto a 40.000 de sus 60.000 legionarios a manos de los
invasores visigodos en la batalla de Adrianópolis. Esta batalla fue decisiva
pues en ella se puso de manifiesto que la infantería romana era claramente
inferior a la caballería goda. Esto supuso el fin del predominio del ejército
romano.
A partir de entonces Roma debería contratar tribus
bárbaras para defenderse. Pero los bárbaros, a cambio de defender el Imperio,
exigirían ser instalados en las mejores tierras de las provincias romanas. El
emperador Teodosio no vio otra forma de supervivencia y otorgó a estos bárbaros
el estatus de “federados del Imperio” y, tras “cristianizarlos”, los instaló en
varias zonas de Italia y Galia. Estos enormes continentes humanos que se
asentaron en el Imperio no chocaron culturalmente con la población autóctona de
las zonas donde se asentaron sino todo lo contrario. La población campesina,
empobrecida, atada a la tierra y sometida a continuos abusos por parte de los
cobradores de impuestos, vio en estos nuevos pobladores bárbaros una esperanza
de liberación, pues los bárbaros no aceptaban la disciplina romana y vivían en
sociedades de hombres libres.
Ante el acoso de los problemas internos y externos
y viendo el principio del fin, Teodosio separó el Imperio en dos partes en 395,
el Imperio de Occidente y el Imperio de Oriente, con la secreta esperanza que
por lo menos una de las dos mitades sobreviviera el caos que se acercaba.
Además de eso, Teodosio nombró a su amigo el general visigodo Estilicón
“protector” de su hijo Honorio, emperador de Occidente, con la esperanza de que
Estilicón detuviera las invasiones bárbaras. Pero otro caudillo godo, Alarico,
no aceptó el servilismo de Estilicón y se rebeló contra el gobierno romano,
estallando una guerra civil entre godos en la que los impotentes romanos fueron
simples espectadores. La guerra civil permitió que el 31 de diciembre del año
406 d.C, los vándalos, suevos y alanos cruzaran sin oposición las abandonadas
fronteras del Imperio. Al año siguiente la situación se hizo tan desesperada
que las tropas romanas evacuaron Britania para evitar quedar aisladas del resto
del Imperio. En el año 410 Alarico saqueó salvajemente Roma durante tres días,
siendo la primera vez en 800 años que una tropa extranjera tomaba la ciudad
eterna.
La invasión de los bárbaros, por Ulpiano
Checa, 1887.
Ese saqueo fue el último golpe para el moribundo
Imperio. Los visigodos, que aprovechando el caos habían tomado Galia e
Hispania, formando un reino independiente de Roma, tomaron África en el año
431. Para agravar la caótica situación, las hordas de hunos de Atila salieron
de las estepas rusas e invadieron Europa Occidental. Solo la intervención de Aecio,
el último gran general romano, les detuvo. Aecio se alió con Teodorico, el rey
de sus antiguos enemigos visigodos y derrotó a Atila en la batalla de Chalons
en el 451 d.C. La prematura muerte de Atila impidió que éste realizara una
segunda campaña contra Roma.
Finalmente el Imperio había quedado desgajado a
manos de quien debían defenderlo, los propios romanos habían metido al enemigo
en casa, ante su propia incapacidad para defenderse. Los visigodos se
apropiaron de Galia e Hispania, los vándalos arrebataron África a los visigodos
y se asentaron en ella, los burgundios se asentaron en Alemania junto a tribus
de sajones. Italia se encontraba “protegida” por el caudillo ostrogodo Odoacro,
el cual depuso a Rómulo Augústulo, el último emperador romano, en el año 476
d.C. Odoacro envió las insignias imperiales a Constantinopla, acto protocolario
mediante el cual se ponía fin oficialmente al Imperio de Occidente, un cadáver
muerto en el siglo III, pero que gracias a la energía de sus gobernantes se
mantuvo en pie dos siglos más.
El Imperio que sobrevivió a la crisis del siglo III
era un imperio feudal, la crisis económica generó que se volviera a la economía
de “Trueque”, o intercambio de bienes. Los impuestos se cobraban en grano, la
industria se hundió, las ciudades se despoblaron y el campo se organizó en
“villas”, lugares donde un señor mantenía un ejército privado para defenderse y
defender a los campesinos de la zona. A cambio de la defensa los campesinos
trabajarían gratis las tierras del señor. Esta nueva cultura rural y feudal
generó que Roma se despoblara, llegando a tener solo 300.000 habitantes del
millón que tenía en sus tiempos de gloria. La crisis política generaba crisis
económica y viceversa. El enorme e ineficaz ejército romano gastaba casi todo el
presupuesto del estado, desapareciendo la inversión en obras publicas, con lo
cual ni siquiera los caminos podían ser reparados. El continuo estado de guerra
destruyó a su vez el comercio y las comunicaciones, quedando muchas provincias
aisladas del poder central.
El estado romano se volvió un monstruo burocrático
y tirano que gastaba en el protocolo imperial montones de oro que eran
necesarios para afrontar los graves problemas del Imperio. Los campesinos eran
los que más sufrían la tiranía del estado y en la mayoría de las ocasiones
acogieron con agrado la llegada de los invasores bárbaros, viéndoles mas como
libertadores que como invasores. A veces los mismos campesinos se rebelaban
contra las injusticias del emperador.
Los invasores bárbaros no fueron los causantes de
la caída de Roma, ya que nunca podrían haber acabado con un Imperio estable,
organizado y dinámico. El Imperio Romano se suicidó con sus crisis internas,
los bárbaros solo aprovecharon la ocasión para apoderarse de unas tierras
llenas de riqueza.
Para finalizar, hay que recordar que, además de las
causas citadas, la rica cultura y sociedad romana fue destruida por un enemigo
inesperado que actuó desde dentro, un lobo con piel de cordero: el
cristianismo. El Imperio de Occidente no solo cayó por la crisis política,
militar y económica, sino que el cristianismo, con su intolerancia, generó una
terrible crisis social, cultural y espiritual que agravó los demás problemas.
La Crisis del siglo III generó un gran auge del
cristianismo, que hasta entonces era una secta minoritaria. Los cristianos
ofrecían esperanza en unos tiempos donde la peste, la guerra y los crímenes se
cebaban con la sociedad civil. Los emperadores no aceptaban que la secta
cristiana pusiera en duda su poder político y acusaron a los cristianos de
provocar la ira de los Dioses (la peste era considerada castigo divino) y
propagar la peste con sus ritos funerarios (en parte era verdad, ya que no
incineraban a sus muertos apestados).
La persecución a los cristianos fue iniciada por el
emperador Decio en el siglo III e incrementada por el gran emperador
Diocleciano, que vio en los cristianos a sus peores enemigos, ya que destruían
la autoridad imperial y generaban revueltas en el seno del ejercito, ya que el
cristianismo tenía gran número de seguidores en las filas del ejército. El
emperador Constantino se convertirá al cristianismo debido a la ayuda que le
prestaron los cristianos en su lucha por el trono. Constantino acabara con la
persecución y permitirá que el cristianismo sea igual al resto de religiones
imperiales. El gran emperador Juliano, intentó salvar el Imperio, reduciendo la
burocracia y llevando al ejército a la victoria, además renegó del cristianismo
e intentó devolver a Roma sus costumbres y tradiciones, pero sus generales
cristianos no toleraron su conducta y le asesinaron.
Finalmente el emperador Teodosio promulgará el
Edicto de Tesalónica en el año 380, un edicto mediante el cual el cristianismo
se convertirá en la religión oficial del estado. Esta acción será en gran
medida artífice de la destrucción del Imperio Romano, ya que solo los
habitantes de las grandes ciudades eran cristianos, los habitantes de las zonas
rurales eran partidarios de sus antiguos cultos y rechazaron la implantación
forzosa del cristianismo. Los cristianos no se conformaron con ser religión
oficial y los obispos obligaron al emperador a promulgar el Edicto de Milán en
el año 392, edicto mediante el cual se prohibían los antiguos cultos y se
ordena la destrucción de los templos. Al convertirse en religión obligatoria el
cristianismo desgajó a la sociedad, fracturando la cultura y tradición romana.
Los obispos socavaron el poder del emperador, convirtiéndose en poderosas
piezas de la política imperial. Los obispos provenían de la nobleza romana, tenían
enormes propiedades, cientos de sirvientes e incluso ejércitos privados y
disfrutaban reprimiendo cruelmente a los seguidores de los antiguos cultos que
habitaban en las áreas rurales, a quienes llamaban paganos (pagano significa
“habitante del campo”).
El cristianismo comenzó en esta época sangrientas
persecuciones religiosas que culminaron con el asesinato de cientos de
seguidores de las antiguas culturas. A su vez los científicos y filósofos
fueron perseguidos a muerte por todo el Imperio. Ya antes de los edictos de
Teodosio, las hordas de fanáticos cristianos destruyeron la biblioteca de
Antioquía, quemando los preciados libros en enormes hogueras, y matando
salvajemente a todos los filósofos de la ciudad. En Alejandría fueron quemados
la “Biblioteca de Alejandría” y el gran templo de Serapis. Por todas partes los
templos fueron arrasados, convertidos en establos e incluso en burdeles.
Incluso los juegos Olímpicos fueron prohibidos.
Burning of the Library at Alexandria por Ambrose Dudley
Finalmente casi todos los templos y estatuas fueron
destruidos, pocos escaparon a la furia cristiana. Millones de libros
científicos y filosóficos fueron quemados. Miles de filósofos, científicos,
astrólogos y campesinos murieron salvajemente. Así pues, cientos de miles de
ciudadanos del Imperio preferían la llegada de las tribus germanas para escapar
de la barbarie desatada por los locos y fanáticos obispos cristianos. Pocos
querían defender un Imperio en el que el emperador se había convertido en un
tirano, en el que la lenta y costosa burocracia mataba de hambre a los
campesinos, en el que los obispos tenían poder absoluto sobre la vida y la
muerte, llevando la oscuridad a la luz cultural del Imperio.
El Imperio Romano que sucumbió a las invasiones de
germanos era un imperio feudal, preso de sus propios errores y debilidades, con
una población que odiaba a sus gobernantes y con emperadores imbuidos en sus
falsos sueños de poder absoluto, riquezas inmensas, despilfarro e inmoralidad.
Un Imperio que habría hecho revolverse en sus tumbas al gran Julio Cesar y al
primer emperador, Octavio Augusto.
Felizmente, el Imperio de Oriente conservó en gran
medida la cultura y disciplina romana, y por ello sobrevivió. El Imperio Romano
de Occidente se convirtió en un monstruo a raíz de la crisis del siglo III, la
verdadera causa de su caída fue que acabó devorándose a sí mismo, acabando con
lo más importante del Imperio: la esperanza y los sueños de la gente que lo
habita.
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